A mi "maestro" D. Luis de Hoyos Medina.
De vez en cuando te llegan noticias que te dejan ciertamente sin habla por esa gran incógnita que tenemos la mayoría de las personas cuando llega el final de la vida, y más aún cuando se trata de alguien conocido y muy respetado, como ha sido el caso de mi Maestro D. Luis de Hoyos Medina, recién jubilado y en plena madurez personal y humana a la edad de 68 años.
Ante aquello que intuyes pero que no conoces sobre lo lo que habrá más allá de la vida, os he de confesar que yo, que me reconozco con la necesidad de palpar para conocer aquello que quieren que me crea por un simple dogma de Fe...; reconozco que a lo largo de mi vida, esa necesidad de palpar y de sentir aquello que está tan presente hoy en lo más hondo de mi ser, se me ha presentado en un par de ocasiones con la misma certeza con la que os puedo decir que ahora mismo, mientras escribo estas líneas, estoy sentado delante del ordenador.
D. Luis de Hoyos Medina |
Todavía lo recuerdo (como si fuera ayer) con su paso ligero y con una mirada tremendamente viva e inquieta por los pasillos y las aulas del colegio de la Aneja en los años 1976-77. Hombre justo y dispuesto que vivía la enseñanza de una manera tremendamente apasionada. Fue sin lugar a dudas, uno de los mejores “maestros” que tuve en la EGB, en la que nos supo motivar y transmitir la necesaria inquietud para que aprendiéramos con ilusión y gusto el verdadero valor de la vida y del estudio, del esfuerzo, la solidaridad y el compañerismo muy lejos de ese individualismo tan en alza hoy en día; en definitiva nos transmitió su enorme amor e ilusión para que indagáramos con creatividad en cada una de la ingente cantidad de puertas que se nos abrían en la adolescencia, ya que todo era nuevo. Era un no parar y no tener miedo en afrontar todo aquello que se nos iba a presentar y todo ello con una continua retroalimentación con nuestro querido y admirado maestro. Es de justicia reiterarle mi enorme gratitud por haber mantenido viva en mi interior aquella hermosísima llama de juventud, en la que ciertamente todos colaboramos en su día con nuestro particular leño.
D. Luis de Hoyos, que ha pasado ya por ese inevitable tránsito por el que todos tarde o temprano hemos de pasar, y en el que hemos de devolver todo ese préstamo de vida que nos dejaron en el momento de nuestra concepción, por Amor; y con absolutamente todos esos intereses que se han generado tanto con lo vivido como con lo amado; vivió la enseñanza como si fuera su "gran amor", dando y dando tanto a lo largo de toda su docencia a una cantidad ingente de promociones de jóvenes alumnos que a lo largo de su carrera docente han pasado por sus manos.
Con estas breves líneas le mando mi más sentido y emocionado recuerdo a mi querido Maestro.
Pedro Reyes Cerezo
Alumno de la Aneja. Década de los años 70
D. Luis de Hoyos que ha pasado ya por ese inevitable tránsito en el que hemos de devolver todo ese préstamo de vida que nos dejaron en el momento de nuestra concepción, por Amor, y con los correspondientes intereses que se han generado, tanto con lo vivido como con lo amado; hay que reconocerle que ha dado y dado mucho a una cantidad ingente de promociones de jóvenes alumnos que a lo largo de su carrera docente han pasado por sus manos.
Con estas breves líneas le mando mi más sentido y emocionado recuerdo a mi querido Maestro.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias amiga/o por mostrar tu inquietud y tus comentarios a lo que aquí aparece y por regalarme un poco de tu tiempo. Gracias.