La Cofradía y el Sentimiento del Nazareno de Jesús
En este tiempo de Rosario y vía crucis, de Oración, Reflexión y Perdón, ¿dónde vivirlo mejor que en esta nuestra Privativa Iglesia de Jesús?. Iglesia en la que muchos de nosotros desde niños, hemos vivido, reído y compartido la Fe que nuestros Padres nos han transmitido. Iglesia en la que hemos aprendido las costumbres y tradiciones de nuestra Cofradía. Ahora recae sobre nuestros hombros el gran honor y responsabilidad de mantener y hacer vivo todo aquello que nuestros Padres vivieron con tanta Fe y Amor, transmitiéndolo asimismo a nuestros hijos y nietos.
En esa herencia que queremos dejarles, intacta y adaptada a los tiempos actuales, las Cofradías, como encargadas de la custodia de las estanterías del tiempo: el pasado, el presente y el futuro, son parte esencial de ese “MANTENER VIVO” todo aquello que da orden a nuestra historia nazarena, dándonos así un sentido y sentimiento de pertenencia.
Por eso, el que es Nazareno de verdad, no se viste con la túnica solamente un único día durante la procesión, sino que va revestido de corazón nazareno durante todo el año.
Nosotros, los Nazarenos, no somos lo importante, ni los protagonistas y menos aún el centro de atención, el protagonismo lo tiene el misterio de la redención de Jesús, y nos lo recuerdan los pasos y lo que representan con su desfile penitencial. ¡Es la Pasión!: el calvario y vía crucis que pasó Jesús hasta su muerte en la Cruz, y toda la gente que la vive una y otra vez, año a año. Nosotros los nazarenos, somos los que lo hacemos posible sacando a la calle estos maravillosos 9 pasos en la mágica mañana de Viernes Santo, para que la gente los vea, rece, se emocione y participe.
Permitidme que os cuente una anécdota que nos ocurrió hace unos años, a los Estantes de Jesús en la calle Jiménez Baeza. Ésta es una calle corta, una de esas en las que las pocas personas que hay tienen que estar de pie dentro de los portales debido a su estrechez. Esta calle, que como sabéis está situada entre la Plaza de Las Flores y la Calle San Nicolás, la usamos normalmente los Estantes de Nuestro Padre Jesús para tomar algún caramelo y reponer los azúcares necesarios para terminar bien la procesión y evitar así las miradas curiosas de la gente y en consecuencia el deslucimiento de la procesión. Una de las poquicas ancianas que estaba en esa calle dentro de uno de los portales, se acercó a los estantes de mi lado y con lágrimas en las mejillas y los ojos puestos en el rostro pálido, encontradizo y lleno de amor de Nuestro Padre Jesús, nos dijo: “¡…No les da vergüenza comer mientras llevan ustedes al Señor camino del Calvario…!”. No era una pregunta sino una interpelación llena de angustia. Verdaderamente en ese momento esta mujer estaba contemplando el rostro doloroso de Jesús camino del calvario. Nosotros con la boca cerrada bajamos la mirada, respetuosos y sabedores de que no siempre somos conscientes de la responsabilidad y el compromiso que hemos adquirido en nuestro oficio de Estantes o Nazarenos en el desfile procesionario. Los Nazarenos tenemos que tener muy claro que con nuestra actitud podemos herir la sensibilidad de aquellos que, con inmensa Fe, viven la Semana Santa y los Desfiles como lo que son: Una semana de Pasión, Pasión y Muerte, muerte agónica de Jesús en la Cruz. Para terminar en la madrugada del Domingo de Gloria con el triunfo absoluto de la vida sobre la muerte con la Resurrección del Señor.
Por esto, aunque cada uno tengamos un especial amor por el paso en el que salimos con la responsabilidad que ello conlleva, os digo como dijo un Estante ya jubilado de mi paso de Nuestro Padre Jesús: “no sólo es la admiración y devoción por ese Nazareno de rostro doloroso, sino que es además la responsabilidad que la historia nos ha dado, la obligación que muy gratamente nos hemos creado, de portar el sufrimiento que Jesús encarna en su camino hacia la salvación de la humanidad.”
Ya sabemos, y hablo por la experiencia de años de nazareno y estante, que a lo largo de la procesión nos vamos a encontrar de todo, desde aquellas personas que miran ensimismadas y que, con una oración entre los dientes, ven pasar el trono con evidente emoción, hasta los que, aún siendo los menos, van a reírse y mofarse por todos aquellos Nazarenos que deslucen el desfile, por una actitud poco nazarena e irreverente con la procesión y la Pasión de Jesús.
Pero nosotros, como NAZARENOS y personas de Fe, sí que tenemos que saber darle a nuestras procesiones y a nuestros Oficios Religiosos el verdadero sentido Pascual, ya que desde nuestra experiencia nazarena en la que somos testigos de excepción de que la vida de nuestro Padre Jesús está tan cercana a su fin, pues somos nosotros los que le portamos camino del Calvario, siempre debemos saber guardar la debida compostura por respeto a nosotros, a aquellos que viven los desfiles desde la Fe y no dar pié a aquellos otros que buscan cualquier pretexto para la burla y el escarnio.
Pedro Reyes Cerezo
Mayordomo y Estante de Jesús.
(A la Memoria de mi Padre, José Reyes Guillén, que me transmitió el inmenso Amor que tenía a la Cofradía y sobre todo a Nuestro Padre Jesús Nazareno como estante que fue durante 41 años.)
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