Este hombre es Dionisio Alcázar, Hermano - Nazareno y Mayordomo - Estante de nuestro Padre Jesús. Buena persona, buen amigo y es quizás uno de los poquitos que conozco que le aflora y le trasciende el profundo amor que tiene a la devota imagen de tan amado Paso, conjugado siempre en ese prudente silencio que alberga su corazón... No se le llena la boca de elocuentes, profundas y prepotentes frases de palabras vacías que tan frecuentemente escuchamos todos y que tanto daño hacen y nos hacen...
Siempre que lo veo tengo presente la figura de su Padre, Dionisio como él, al que la Cofradía de Jesús, considero que le trató de forma tremendamente injusta después de muchos años dedicado en cuerpo y alma a la conservación, preservación y buen funcionamiento de la misma como Secretario que fue de ella. Fue él quien me llamó en el año 2000 cuando se produjo una baja en tarima para que cubriera el puesto. Todavía me estremece sentir el enorme abrazo y el llanto emocionado de mis Padres y mio ante dicha llamada (ver "Lunes Cultural (2)"). Siempre estaré enormemente agradecido a su persona.
En este hilo de cosas, lamento y siempre he lamentado que una institución religiosa de este calibre tenga y haya tenido siempre ese poso elitista que haya abogado más por un funcionamiento élite - político - religioso (que tanto daño ha hecho) que por contribuir a buscar un espíritu humilde y de unión que esté abierto a todo tipo de corrientes y personas, con la suficiente altura de miras que esté acorde con el Evangelio de Jesús y con el merecimiento que debiéramos tener todos a la devoción de la que tanto presumimos y que merece el AMADO TITULAR de tan maravillosa institución.
Dionisio Alcázar |
En este hilo de cosas, lamento y siempre he lamentado que una institución religiosa de este calibre tenga y haya tenido siempre ese poso elitista que haya abogado más por un funcionamiento élite - político - religioso (que tanto daño ha hecho) que por contribuir a buscar un espíritu humilde y de unión que esté abierto a todo tipo de corrientes y personas, con la suficiente altura de miras que esté acorde con el Evangelio de Jesús y con el merecimiento que debiéramos tener todos a la devoción de la que tanto presumimos y que merece el AMADO TITULAR de tan maravillosa institución.
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