Lunes Cultural. 16 de Octubre de 2016
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Nuestro Padre Jesús Nazareno en su Templete Foto: Pedro Reyes Cerezo |
Llegamos hoy a la segunda entrega del Lunes Cultural. Todos sabeis de mi amor a la Cofradía de Jesús, de la que soy Mayordomo y en particular a su titular, del que tengo el inmenso honor de ser uno de sus Estantes. El único paso que no es de Salzillo y al que el mismo Salzillo, dada la devoción que le tenía, construyó en torno a él los diferentes pasos de la pasión que le fué encargando la susodicha Cofradía de Jesús. Sabemos todos que tanto la tradición como la costumbre son unos valores que están a la baja, pero han sido estas las que me han llevado, inculcadas y transmitidas por mi Padre, por amor y no por obligación, a ser partícipe de algo que, en cierto modo me trasciende, que empezó hace ya varias generaciones y que en el tema que voy a tratar hoy, hace que me sienta muy orgulloso de mi historia que, en gran parte, es consecuencia de la suya.
Pues bien, indagando un poco por las hemerotecas en función de los recuerdos que mi Padre me ha transmitido, he encontrado en el Peridódico de "El Liberal" de 13 de Octubre de 1928, viernes, un artículo que se titula: "Un Trono de Oro para Nuestro Padre Jesús" y que dice así:
"Se nos ruega la publicación del siguiente comunicado:
Señor Mayordomo Presidente de la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuesro Padre Jesús Nazareno. Los que suscriben, que llevamo al Sagrado Titular de la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, estatuída en esta Capital; ante su autoridad, y cofradía nombrada de su digna presidencia respetuosamente exponemos: que en el presente año al reunirnos para cumplir con fé y voluntad inquebrantable en deseo y anhelo de llevar descalzos a Nuestro Padre Jesús, ha surgido otra vez, por espontáneo sentir, el deseo manifestado a su autoridad presidencia en el pasado año 1926, que ratificamos de presente, de construir para el Sagrado Titular, un trono laminado o bruñido en oro, un poco mayor en longitud y latitud que el utilizado actualmente para la procesión en el día de Viernes Santo.
Este pensamiento, deseo y anhelo, no obedece a vanidad mundana; es si, Ilustrísimo Señor, producto de la fé intasable que los nazarenos que llevamos el paso del divino Maestro, tenemos arraigada en nuestros corazones; fé, que nos induce y obliga a exteriorizarla usando de este procedimiento, proviniente de la unción católica que poseemos, deseando que, reconocido así por las personalidades que constituyen la Real y Muy Ilustre Cofradía a que nos dirigimos, acojan sin reservas nuestra oferta, aceptándola y otorgándonos su venia para ejecutar cuanto sea necesario que permita en el año próximo mil novecientos veinte y nueve, lleve Nuestro Padre Jesús, el trono que nosotros, y con nosotros el pueblo de Murcia, desea ver en la suntuosa procesión, única en su clase, en la católica Nación Ibera.
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Un Trono de Oro - Pag. 1 |
como, para ejecutar el pensamiento manifestado, estiman necesario los que suscriben, disponer del mayor tiempo posible, unirnos a la pretensión formulada, el ruego, de que la Real y Muy Ilustre Cofradía de su Presidencia, de no tener que celebrar cabildo brevemente, se reúna en extraordinario, para otorgar su venia al pensamiento manifestado; para que comunicada esta, dar principio por nuestra parte a los trabajor preliminares para la formación de bocetos, que someteremos a su examen y aprobación; para que, designado por la Muy Ilustre Cofradía que preside, el que estime más adecuado para el fin propuesto, podamos cuanto antes formalizar el contrato de trabajo con el artista ejecutor, concertando esté terminado el trono para el día veinticinco del mes de Marzo del año próximo venidero; poniendo en práctica al propio tiempo, los procedimientos pertinentes que permitan obtener el metálico necesario para su pago; abrigando el íntimo convencimiento de que, por muy elevado que sea el coste del trono, mayor ha de ser el resultante de los óbolos voluntarios que espontaneamente faciliten los corazónes Católicos y altruistas que del deseo expuesto son entusiastas; cuyo número es incontable en esta localidad y fuera de ella.
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Un Trono de Oro - Pag. 2 |
La fé es la que lleva al ser humano a la inmediata ejecución de las obras por importantes que sean, esta fé, ni puede faltar ni falta en la Real y Muy Ilustre Cofradía a que nos dirigimos, en cuantas personas conocen y conocerán después nuestra iniciativa-oferta y en los nazarenos que suscriben, que embriagados de unción y fé, exteriorizan por voluntad espontánea el pensamiento y deseo manifestado, para verlo ejecutado en la fecha mencionada.
Comunicamos también, que señora devotísima de Nuestro Padre Jesús Nazareno, ofreda para éste una peluca, lo mejor que en esta clase de trabajo pueda hacerse, para sustituir la que actualmente lleva en el acto de la procesión; oferta que merece también ser apreciada, con el mismo sentir y deseo que la Señora donante lo ha manifestado.
con la seguridad de que seremos atendidos, esperamos conocer brebemente la acordada en la Real y M.I. Cofradía de su digna presidencia; y, reiterando a todos nuestro mayor respeto y consideración le saludan sus afectísimos y seguros servidores, q.l.e.s.m.
Murcia diez de abril de mil novecientos veintiocho.- José Arroniz González, Jesús Reyes Escobar, Marcos Reyes, Antonio Mendoza Andino, Luis Escudero, José Reyes Escobar, Jesús Reyes Navarro, Fernándo Guillén, Federico Díez, Francisco García, José Clares Pastor, Manuel Castellanos, Pedro Guillén, Francisco Fernández, Jesús Martínez, Rafael García, Fernando Monerri, Juan García Molla y Antonnio Córcoles".
Me confirma este escrito la larga tradición de la familia Reyes en el paso de Nuestro Padre Jesús de la que tanto me habló mi Padre. Entre los que firman el presente escrito, se encuentra mi Abuelo Jesús Reyes Navarro, su hermano Marcos Reyes Ramón, los hijos de este, José y Jesús Reyes Escobar y unos primos de mi Abuela Remedios Guillén Imbernón, Fernándo y Pedro Guillén, anterior a ellos Marcos Reyes Muelas, abuelo de mi Padre (que no conoció dado que falleció en 1904), fué cabo de Andas de Nuestro Padre Jesús en la segunda mitad del siglo XIX y que, según decía mi Padre por lo que le contó el suyo, fué quien introdujo el acompasado paso que tanto clamor causa en la devota concurrencia.
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