Hoy voy a hablar de un amigo del Colegio al que he realizado este aceptable dibujo. Se trata de Fernándo López Nuñez, persona entrañable y con unos valores personales y humanos realmente encomiables. Resulta evidente que si no hubiera sido por él, por su particular inquietud, hubiera sido imposible que los compañeros-amigos del Colegio de la Aneja (Colegio Nacional de Prácticas) hubiéramos vuelto a reeditar aquella amistan tan hermosa de nuestros años adolescentes..., me voy a limitar a trascribir lo que ya puse a nuestro común amigo Rafa Valcarcel con motivo del dibujo que le hice (aunque lógicamente adaptado a Fernando):
"Este hombre, compañero de colegio y amigo de mi niñez, es Fernado López Nuñez, buen estudiante y mejor persona, y como la mayoría de los niños de entonces un enamorado del fútbol... Hoy en día, trabaja en el área deportiva de la Universidad de Murcia como Técnico.
Durante aquellos emocionantes y vivos años, ambos tuvimos la suerte de convivir y compartir, hasta los albores de nuestra juventud, con un grupo numeroso de niños muy diferentes entre sí, aunque teníamos unos valores e inquietudes más o menos comunes; y no peco de falta de humildad si digo que aquella promoción fue, hasta donde yo se, una promoción realmente unida y extraordinaria.
Seguramente también influyó como factor decisivo y determinante los magníficos "Maestros" que tuvimos, tanto los mayores como los jóvenes, ya que todos ellos nos supieron motivar para que aprendiésemos el verdadero valor del estudio unido a la necesaria ilusión, gusto e inquietud por aprender, e inculcarnos asimismo el verdadero valor del esfuerzo, la solidaridad y el compañerismo muy lejos de ese individualismo tan en alza hoy en día.
Es una suerte o una gracia (desde la Fe), a pesar de los años transcurridos, el afecto y aprecio que nos seguimos teniendo la mayoría de los compañeros de entonces."
Para finalizar, quisiera sólamente reiterarle mi enorme gratitud por mantener viva aquella hermosísima llama de juventud, en la que ciertamente todos colaboramos en su día con nuestro particular leño. Llama que nunca llegó a apagarse y que Fernando ha procurado recordarnoslo reiteradamente durante estos últimos 20 años, al mostrarnos nuestra gran memoria colectiva de una forma única y haciendo gala de una memoria prodigiosa. Nos la ha transmitido y nos la transmite con emotivas e increibles citas, casi olvidadas y ubicadas, desde hacía muchísimos años, en las particulares estanterías de nuestro tiempo compartido en la infancia. Estanterías de las que Fernando aparece como uno de sus más fervientes custodios y valedores.
Y como le dije a Rafa, aparte de ciertos aspectos que no vienen al caso, está casi igual que cuando era niño, con una mirada viva, inquieta, contemplativa y que transmite una enorme y profunda paz.
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Fernando López Núñez |
"Este hombre, compañero de colegio y amigo de mi niñez, es Fernado López Nuñez, buen estudiante y mejor persona, y como la mayoría de los niños de entonces un enamorado del fútbol... Hoy en día, trabaja en el área deportiva de la Universidad de Murcia como Técnico.
Durante aquellos emocionantes y vivos años, ambos tuvimos la suerte de convivir y compartir, hasta los albores de nuestra juventud, con un grupo numeroso de niños muy diferentes entre sí, aunque teníamos unos valores e inquietudes más o menos comunes; y no peco de falta de humildad si digo que aquella promoción fue, hasta donde yo se, una promoción realmente unida y extraordinaria.
Seguramente también influyó como factor decisivo y determinante los magníficos "Maestros" que tuvimos, tanto los mayores como los jóvenes, ya que todos ellos nos supieron motivar para que aprendiésemos el verdadero valor del estudio unido a la necesaria ilusión, gusto e inquietud por aprender, e inculcarnos asimismo el verdadero valor del esfuerzo, la solidaridad y el compañerismo muy lejos de ese individualismo tan en alza hoy en día.
Es una suerte o una gracia (desde la Fe), a pesar de los años transcurridos, el afecto y aprecio que nos seguimos teniendo la mayoría de los compañeros de entonces."
Para finalizar, quisiera sólamente reiterarle mi enorme gratitud por mantener viva aquella hermosísima llama de juventud, en la que ciertamente todos colaboramos en su día con nuestro particular leño. Llama que nunca llegó a apagarse y que Fernando ha procurado recordarnoslo reiteradamente durante estos últimos 20 años, al mostrarnos nuestra gran memoria colectiva de una forma única y haciendo gala de una memoria prodigiosa. Nos la ha transmitido y nos la transmite con emotivas e increibles citas, casi olvidadas y ubicadas, desde hacía muchísimos años, en las particulares estanterías de nuestro tiempo compartido en la infancia. Estanterías de las que Fernando aparece como uno de sus más fervientes custodios y valedores.
Y como le dije a Rafa, aparte de ciertos aspectos que no vienen al caso, está casi igual que cuando era niño, con una mirada viva, inquieta, contemplativa y que transmite una enorme y profunda paz.
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