Este hombre es D. Francisco Martínez (Paco o Paco el de los huevos según círculos de mayor o menor cercanía), hombre muy listo y dinámico según comenta en Facebook mi amiga Peli. Es el Padre de mis amigos Francisco e Inma y Esposo de la Sra. Concha Serrano (pocas veces en mi vida he encontrado a una mujer con una alegría, Fe y esperanza en el resucitado tan profunda y verdadera...). Siempre que la he visto me ha recordado a mi Madre.
Hace mucho que mi relación con ellos es escasa debido a que tomamos caminos muy diferentes, aunque los lazos que me han unido a ellos, a la familia Serrano (a toda ella), ha hecho que los haya tenido siempre muy presentes a lo largo de estos últimos 30 años.
Francisco, mi amigo, al que tanto quise y ya no está, fué una autentica luz que se encendió en mi corazón y en mi vida y que nunca ha vuelto a apagarse (lo sigo teniendo muy presente y cercano en mis momentos de debilidad y duda); su hermana Inma, que la conocí por él, y con la que tuve la oportunidad de conocerla más intensamente en las catequesis y reuniones para jóvenes que se hacían en la iglesia de Nuestra Señora Virgen de la Esperanza, del Barrio del Progreso (Barrio de las Ranas), cuando estaba de Párroco el cura y amigo D. Adrián Prisuelos, y a la que me unió, en aquellos años, un sentimiento verdaderamente hermoso y profundo, agudizado quizás por aferrarme a la familia Martínez Serrano tras la pérdida del amigo; y ya por último Toñi, la hija mayor, mujer muy observadora, silenciosa y atenta..., y de Paco y Concha, ¡que decir si verdaderamente me acogieron como a un hijo dentro de su casa!, o por lo menos yo así lo sentí.
Sólo sé que a ellos, a los 5, estaré siempre agradecido y cercano por tanto bien que recibí durante aquellos emocionantes años.
Francisco Martínez - PACO - |
Francisco, mi amigo, al que tanto quise y ya no está, fué una autentica luz que se encendió en mi corazón y en mi vida y que nunca ha vuelto a apagarse (lo sigo teniendo muy presente y cercano en mis momentos de debilidad y duda); su hermana Inma, que la conocí por él, y con la que tuve la oportunidad de conocerla más intensamente en las catequesis y reuniones para jóvenes que se hacían en la iglesia de Nuestra Señora Virgen de la Esperanza, del Barrio del Progreso (Barrio de las Ranas), cuando estaba de Párroco el cura y amigo D. Adrián Prisuelos, y a la que me unió, en aquellos años, un sentimiento verdaderamente hermoso y profundo, agudizado quizás por aferrarme a la familia Martínez Serrano tras la pérdida del amigo; y ya por último Toñi, la hija mayor, mujer muy observadora, silenciosa y atenta..., y de Paco y Concha, ¡que decir si verdaderamente me acogieron como a un hijo dentro de su casa!, o por lo menos yo así lo sentí.
Sólo sé que a ellos, a los 5, estaré siempre agradecido y cercano por tanto bien que recibí durante aquellos emocionantes años.
Precioso Pedro. Muchas gracias de parte de toda mi familia. Un abrazo
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